LAWCARP

Bienvenidos a mi rincón del carpfishing, lugar de rebeldia que tiene como destino mostrar la desconexión absoluta del mundo real. Integrados en la naturaleza de la que formamos parte ( hoy en día parece que nadie se acuerda) reivindico mediante el carpfishing mi lugar en ella. Porque las carpas no mienten ni hacen trampa, no pueden ser sobornadas con el dinero ni impresionadas con el poder y responden únicamente a la humildad, la quietud y la infinita paciencia.







martes, 24 de julio de 2012

MI PRIMER LUCIO. QUE HAGO!!!!!


Llevaba tiempo pensando como hacer un nuevo articulo sobre lucios, tenía entre manos mostrar como afrontar una sesión ante lucios de prefreza y post freza, pero tras enterarme del relato que le ocurrió a mi amigo  Carlos junto con un joven inexperto, he decidido enfocar este articulo a aquellos que se están iniciando, a los que no tienen demasiada destreza en manipular un ejemplar algo crecido y a comentar algunos de los utensilios que creo indispensables para poder realizar un día de pesca con éxito.



Me gustaría comentar, que lo que aquí se comenta es a base de experiencias personales, errores cometidos en el pasado, los cuales han sido subsanados a favor del respeto al lucio y el trato al animal.

Hace poco tiempo mi compañero Carlos estuvo echando unos lances junto con un amigo suyo. Tras conseguir engañar a varios lapiceros después de muchos lances, Carlos atrapó lo que parecía un gran lucio, después de varias idas y venidas pudo echar  a tierra una enorme lucia que acababa de frezar. Lo anecdótico de la historia fue que el joven que lo acompañaba intentaba sujetarlo y cada vez que el animal se revolvía, el joven por miedo a que le mordiera lo soltaba, cayendo el lucio varias veces al suelo, golpeándose con las piedras.
Carlos al saber de su fragilidad lo metió en el agua para reanimarlo y cuando lo tuvo un tiempo, se lo dejó momentáneamente a su amigo “el novato” para poder sacar la cámara de fotos y poder hacerse la foto de rigor antes de devolverlo. Lo siguiente que pasó os lo podéis imaginar, el lucio se revolvió, el novato lo soltó y Carlos se quedó sin foto y es que….
“CON QUIEN NIÑOS SE ACUESTA, MEAO SE LEVANTA”

Me gustaría borrar de una vez por todas las leyendas urbanas que cuenta que los lucios muerden, que se tiran a personas que nadan en un embalse con un colgante dorado en el cuello, que los submarinistas que reparan los muros de las presas bajan en jaulas porque son atacados. Todo esto es MENTIRA, UN BULO.

No hay datos reales de personas que hayan sido atacadas por un lucio, si no lo hace un siluro de cien kilos lo va hacer un lucio de diez, por favor. Lo más real, son las heridas producidas en las manos de algunos pescadores, causadas por una mala manipulación a la hora de desanzuelarlo.
Señores el lucio es un animal salvaje, que cuando se encuentra prendido intenta todas las formas posibles para escaparse, es instinto de supervivencia, pero no por ello muerden.



Creo que lo primero a tener en cuenta cuando uno acaba de pescar un  lucio es su Manipulación.
Los lucios pequeños, digamos de entre 500gr y 3 kilos son animales que se agitan mucho. Hay que tener cuidado con ellos, ya que podríamos clavarnos el anzuelo que aún sigue prendido en su boca o recibir un corte en la mano. Lo mejor es manipularlos en el suelo, a ser posible en hierva, si no en arena fina y si no hay ninguna de las dos opciones lo llevaremos a una zona lo menos pedregosa posible, procurando que se mueva poco para que no se golpee y se desescame. Muy bien, ya lo hemos pescado y llevado a tierra, ahora hay que desanzuelarlo, personalmente desaconsejo los abre bocas, creo que causan un daño innecesario al pez.
Existe una forma de desanzuelarlos, situando al lucio entre las dos piernas para controlar sus movimientos (como muestra la imagen), después introduciremos los dedos índice y corazón hasta el inicios de las agallas, justo debajo de la lengua del lucio.

Esa zona es carnosa y sin peligro de poder cortarnos con  sus colmillos. Una vez introducidos los dedos, el dedo pulgar actuará de pinza, sujetándolo fuertemente, de esta forma podremos obligarle a abrir la boca sin demasiado esfuerzo.
Existen en el mercado unas pinzas parecidas a las de los cirujanos, estas son más largas y nos serán imprescindibles en el desanzuelado del pez. También se comercializan tenazas de punta fina para este mismo proceso, pero son más pesadas y voluminosas que las anteriores y cuando uno hace varios kilómetros andando por la orilla, el utilizar material algo más ligero se nota. Con estas dos herramientas nos evitamos completamente el peligro de sufrir heridas en las manos.

Pienso que es de suicidas el querer quitarle del fondo de la boca a un lucio, un señuelo con la mano, el que lo intente tiene que saber que le esperan más de setecientos cuarenta colmillos dispuestos a triturarle la mano, así como una saliva anticoagulante, que producirá el retraso en el corte de la sangre en una herida, si esta llegara a producirse, por ello la importancia de disponer de una de estas herramientas.
Hay situaciones en las que el lucio no para de moverse, lo mejor es taparle los ojos con una mano (ojo con los anzuelos sueltos) y con la otra mano, sujetaremos el cuerpo hasta que se tranquilice, comenzando posteriormente la operación de desanzuelado desde el principio.



Algunas personas usan el boga grip para desanzuelarlos, es un útil instrumento, pero causan unos agujeros excesivamente grandes en las mandíbulas inferiores del pez. Si tuviera que recomendar alguno, este tendría que ser obligatoriamente giratorio. Una vez vi, aun pescador que por ahorrarse unos euros, comprándose uno más barato que carecía de giro,  le destrozó la mandíbula inferior a un luciete de cuatro kilos que giró sobre si mismo.
 El animal fue devuelto, pero dudo mucho que sobreviviera con el lamentable estado de su boca.
El desanzuelado y manipulación de un lucio mediano y grande es parecida, pero con unos conceptos muy a tener en cuenta.
Lo primero y más importantes es que nunca sacaremos del agua al animal en vertical, su traslado y manipulación será siempre en horizontal, sujetándolo con las dos manos, una por las agallas, de la forma explicada anteriormente y la otra por su zona ventral (altura del ano). La explicación de esto es, que al ser animales más pesados y largos, al posicionarlos en vertical y debido a la gravedad sus órganos internos (esófago, intestinos….) se estiran, pudiendo causarles lesiones irreparables sin nosotros percatarnos. Siendo más frágiles cuanto mayor es el lucio.

Una vez desanzuelado lo colocaremos en el estringer. No introduciendo el cable por las agallas, sino clavando el mosquetón en el inicio de la mandíbula inferior. El agujero causado es mínimo y nos ayudará a mantener el lucio con vida en el agua. La longitud de este será de entre tres y cuatro metros.


Para pesarlos siempre llevo en el fondo de mi mochila una pequeña red de un metro y medio de longitud por un metro de anchura. Si el lucio es grande lo podremos colocar en medio, uniendo los cuatro extremos a   modo bolsa grande, podremos pesarlo con un pequeño peso digital, evitando pesarlo enganchado por las agallas y ponerlo en vertical. Este tipo de redes no pesa más de sesenta gramos, ocupa poco y pueden encontrarse en las tiendas de supervivencia del rastro de Madrid.

Llegado el momento de las fotos existen dos posibilidades.

                 Primero que alguien nos acompañe. Perfecto, entonces podemos desechar el estringer. Una vez desanzuelado, nuestro compañero nos realizará unas fotos impresionantes antes de devolverlo. Esta operación no tendría que durar más de cuatro o cinco minutos. Los lucios grandes son muy frágiles, más aun si son pescados en verano, no nos aguantaran vivos mucho tiempo, ni siquiera en el estringer debido al agua tan caliente y con tan poco oxigeno.


                Segundo, que os pase como a mí, ir a pescar solos, por ello la importancia de llevar un estringer en la mochila. El tiempo que vais a tardar en montar la cámara de fotos y conseguir hacer alguna foto decente, estaréis en un ochenta y cinco por ciento de cargaros el pez si este no se recupera en el agua muy a menudo. Si el lucio se encuentra asegurado en el agua, nosotros estaremos más tranquilos. Cuando estoy solo, llevo un pequeño trípode que se hace extensible. Las fotos salen mejor cuadradas, a la altura que nosotros queramos y sin peligro de que la cámara se caiga y golpee con las piedras. Con el tiempo y un poco de práctica aprenderemos a colocarnos en la posición y distancia adecuadas, haciendo de nosotros  unos buenos fotógrafos autómatas.

Sobre las fotos diría, que las hechas con el pez en posición vertical son muy impactantes, pero dañinas para el lucio. En caso de hacerse, estas deben realizarse en el menor tiempo posible y siempre con una de las manos sujetando la zona ventral del pez. Así repartiremos algo más el peso, aminorando el daño posible. De ninguna manera el lucio lo sujetaremos únicamente de las agallas y colgado en vilo, como si se tratase de un jamón.



La cámara de fotos indispensable por supuesto, una vez colocada en el trípode, activaremos el temporizador (diez segundos suficientes), todas las cámaras digitales del mercado llevan integrada esta opción.

Después de la foto, pues que os voy a decir, yo esque soy muy torpe y en el ultimo momento se me revuelven y caen al agua escapándose…gajes del oficio.
He querido hablar de unos conceptos que la gente debería tener en cuenta y que a menudo se pasan por alto, dando más importancia a la localización y a la técnica empleada. Es importante tener una buena técnica y destreza a la hora de pescar, pero si nos consideramos unos buenos pescadores deportivos, también deberíamos tener presente como manipularlos, causándoles el menor daño posible, para así garantizar su supervivencia una vez devueltos a su medio.
Si están ahí tendremos la posibilidad de volver a pescarlos, siempre y cuando no acaben en manos de algunos, como este que os muestro en la imagen, que a juzgar por el tamaño de sus aletas rondaría los cinco o seis kilos. Triste final para tan noble criatura. Pero eso es otro tema……..



Por cierto, a los pocos días de habérsele escapado la gran lucia a mi amigo Carlos, volví por la zona un par de veces. Conseguí sacarla he inmortalizarla, ciento trece centímetros de luciodrila. Lastima de haberla pillado frezada, pero bueno, la pesca es así….



Espero que os guste y recordad CAPTURA Y AY AY QUE SE ME CAE ;)


                                                                             Articulo realizado por: Miguel García Báez

                                                                               
                                                                               



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